¿Somos capaces de pensar?

Como vimos en la entrada anterior, hay ciertos aspectos del sistema educativo actual que, si se replantearan, podrían suponer una mejora en el mismo. Comentábamos que una de las habilidades que predomina es la memorización y que, en la época actual en la que estamos constantemente conectados, empieza a perder un poco de sentido. En su lugar, podríamos otorgar más relevancia al pensamiento crítico, una habilidad estrechamente relacionada con la filosofía.

El pensamiento crítico tiene un papel vital en nuestro día a día, aun así, no se trata de un concepto nuevo, sino que sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, por lo que resulta curioso que siga tan vigente en el mundo actual. Aunque existen muchas definiciones, podríamos considerar que el pensamiento crítico es la capacidad que nos permite analizar y evaluar la información que nos llega para saber detectar cuando estamos ante un mensaje emitido bajo un sesgo externo. Gracias a él, intentamos encontrar una verdad lo más razonable posible y dejar de lado los datos que comprobamos que no son verídicos.

Con esto no pretendemos afirmar que se debe llevar la contraria a cualquier pensamiento, sino que, al pensar de manera crítica, seremos capaces de elaborar nuestro propio punto de vista gracias a la escucha y la generación de argumentos contrastados y analizados.

Esta habilidad cobra especial importancia tras el auge de las llamadas fake news o noticias falsas, ya que actualmente están por todas partes y tienden a viralizarse con gran facilidad, por lo que debemos aprender a discernir lo verdadero de lo falso. De hecho, podemos encontrar un vínculo entre el pensamiento crítico y el llamado efecto bandwagon o efecto arrastre. Este consiste en que es habitual que una persona se sume a una opinión por el hecho de que es apoyada por la mayoría, aunque no concuerde con su pensamiento, de modo que se estaría dejando llevar y no se trataría de una decisión meditada.

El pensamiento crítico también tiene relación con un aspecto tan importante como la creatividad. En filosofía se considera que existen dos habilidades: el pensamiento crítico y el pensamiento creativo, siendo este último la capacidad que tenemos para pensar de manera clara y racional, pues la creatividad trata de elaborar ideas útiles y nuevas para resolver problemas. Este aspecto se relaciona con la toma de decisiones y la resolución de problemas, ya que para solucionar un contratiempo debemos producir esas nuevas ideas y, posteriormente, evaluarlas y modificarlas si es necesario.

El desarrollo de estas capacidades no solo es útil para poder formar nuestras propias opiniones y juicios y analizar e interpretar datos en nuestra vida diaria, sino que también es una habilidad cada vez más demandada en el mundo laboral, ya que se considera muy importante disponer de capacidad resolutiva y saber pensar con claridad eliminando cualquier posible sesgo externo.

La internalización del pensamiento crítico no ocurre de un día para otro, pero si logramos que se desarrolle desde la infancia, se pueden desarrollar paralelamente otras habilidades, como la lógica o la intuición y, además, nos permitiría evitar el inconformismo desde una edad temprana. Esto no quiere decir que se deba cuestionar todo, sino que deberíamos no aceptarlo todo y ser inconformistas para no considerar como válida la primera información que nos llegue, sino ser capaces de pensar por nosotros mismos.

La filosofía es, precisamente, una disciplina que practica enteramente el pensamiento crítico, ya que no da nada por supuesto y duda incluso de sí misma. La aplicación de esta materia en las aulas no pretende formar a futuros filósofos que sean capaces de desarrollar grandes teorías en el futuro, sino que procura que todos podamos pensar con claridad y seamos capaces de reflexionar sobre todo lo que nos rodea.

Una de las principales pretensiones de la filosofía en las aulas consiste en que el alumnado pueda desarrollar ideas, analizar contextos y ser críticos con la realidad. De esta manera, podrán tener la mente en orden y ser creativos, además de disponer de una visión tolerante y comprensiva sobre todo tipo de fenómenos. Por tanto, se trata de una habilidad cada vez más útil ante la ingente cantidad de información que recibimos de manera constante.