¿Es importante la memorización?

Una de las principales críticas que recibe el sistema educativo actual es la relevancia que tiene la memorización de contenidos en los planes de estudio. Es cierto que poco a poco se tiene más conciencia de la importancia de otras destrezas, como la capacidad de raciocinio o el pensamiento crítico. Aun así, no se puede obviar que la memorización sigue siendo una de las bases de la enseñanza, pues es habitual retener contenidos para su posterior exposición en un examen y, una vez este se ha realizado, se olvida la mayoría de lo aprendido.

En primer lugar, veamos qué es la memoria. Esta se puede definir como la capacidad que nos permite retener y recuperar información, cosa que la convierte en esencial en el proceso de educación, aun así, debemos plantearnos hasta qué punto es adecuado usar un método completamente basado en ella.

Intentar cambiar este sistema no significa dejar de usar la memoria, de hecho, debe seguir cultivándose, pero la repetición de contenidos para que se retengan palabra por palabra no tiene mucha utilidad, ya que se olvidarán rápido. Además, si no encontramos un motivo por el que aprender algo, será muy difícil que lo retengamos durante un tiempo en nuestra mente.

Por ello, deberíamos plantearnos la importancia de estudiar otorgando más relevancia a la comprensión, el razonamiento y el análisis. Es vital que aprendamos a pensar, a ser curiosos y a cuestionarnos todo lo que observamos, lo que nos convertiría en sujetos activos que no se limitarían a repetir lo que se supone que debemos aprender. Si no desarrollamos este tipo de capacidades, nos encontraremos con dificultades a la hora de resolver problemas, tomar decisiones o enfrentarnos a situaciones en las que la memorización no sirve de mucho.

Esto demuestra que la asimilación de estas competencias tendría utilidad a largo plazo y se podría extrapolar a otras facetas de la vida, ya que en el futuro, las personas que sean educadas de esta forma tendrán curiosidad por investigar y averiguar aquello que les llame la atención y, además, serán capaces de pensar por ellos mismos, algo que tiene un valor incalculable.

Un ejemplo en el que se podría aplicar lo mencionado lo encontramos en el mundo hiperconectado en el que vivimos, pues recibimos cantidades desmedidas de información, en cualquier lugar y en cualquier momento. Por tanto, puede ser mucho más útil enseñar a los alumnos a saber buscar la información adecuada y, sobre todo, a saber discernir cuál es verídica y valiosa y cuál no lo es. Esto demuestra que la tecnología es increíblemente útil, ya que tenemos acceso a todo tipo de conocimiento de forma rápida y sencilla y, a su vez, nos hace plantearnos constantemente si lo que estamos leyendo es real o no. Por esa razón debemos intentar que las tecnologías sean herramientas útiles que nos permitan indagar en aquello que deseamos saber y no en una fuente de dudas e incógnitas.

La filosofía es una de las disciplinas en las que se podría aplicar el uso del pensamiento crítico con mayor facilidad, ya que lo más importante es la asimilación de conceptos y teorías que se deben comprender, pues memorizarlas no tiene ninguna utilidad si no se entiende lo que se está aprendiendo. Para conseguirlo, sería ideal favorecer la participación de los estudiantes, potenciar el trabajo en grupo, plantear problemas para los que deban pensar, razonar, debatir y buscar información, todo ello acompañado de una evaluación que pueda realizarse de forma continua y no mediante la exposición de “conocimientos” una vez cada cierto tiempo.

Realmente, el cambio en el sistema debe producirse desde todas las partes que lo integran, pues no se trata de un problema del profesorado, ya que enseñan como les han enseñado y, seguro que gran parte del mismo consideraría estos nuevos métodos como un modelo de educación más satisfactorio y natural. También sería motivador para los alumnos, ya que hay estudiantes que tienen problemas a la hora de memorizar pero que sí tienen curiosidad por aprender y, por desgracia, ven como no se resuelven sus inquietudes. Es decir, se produciría un cambio en su forma de pensar, pero, al mismo tiempo, en su actitud y en la percepción sobre sus propias capacidades.

Lo que podemos concluir es que lo más importante es aprender a pensar y no únicamente a memorizar (a pesar de que sigue siendo algo valioso y, por tanto, no debe desaparecer), pues al final acabaremos perdiendo capacidades tan preciadas como la comprensión o el razonamiento. Además, como ya se ha comentado, las habilidades que se desarrollarían con este tipo de enseñanza permanecerían con el individuo durante el resto de sus días, ya que no olvidarían cómo tomar una decisión o cómo sacar sus propias conclusiones.