Ideas para fomentar la participación en el aula

Estamos seguros de que, si sois docentes, la atención de vuestro alumnado será un factor motivador cuando estáis explicando un tema que os encanta, pero, al mismo tiempo, no es extraño que haya parte de clase que no os esté prestando atención. Ante esta situación se puede pensar ¿por qué algo que me despierta tanto interés no genera curiosidad en los demás? La realidad es que puede deberse a muchos factores, entre los que encontramos las particularidades de cada persona, pero existen algunos trucos que pueden ayudarte a conseguir la atención del alumnado, como fomentar la participación.

  • Da instrucciones claras. Si realizas preguntas concretas (o abiertas pero guiadas), es más fácil que los estudiantes se animen a compartir sus pensamientos, ya que si formulas cuestiones muy generales es posible que el alumnado se pierda y opte por no participar. Además, puedes proporcionarles otros recursos, como el tiempo que tienen para expresar sus ideas.
  • Comenta las distintas intervenciones. Si alguien participa, pero no recibe feedback, es posible que la próxima vez que quiera hacerlo se eche atrás. No es necesario realizar un análisis profundo de cada comentario, pero expresar tu aprobación o debatir la argumentación, aunque sea de forma breve, puede suponer un gran cambio en lo que a la participación respecta.
  • Utiliza la tecnología. Las nuevas generaciones comprenden y utilizan con gran facilidad las diferentes herramientas técnicas que tenemos a nuestro alcance, cosa que se puede utilizar para favorecer la participación. Estas suelen despertar su interés y existen numerosos recursos, desde vídeos e imágenes hasta juegos. Precisamente de estos últimos surge la idea de gamificación y es que, como se comentó en la entrada Gamificación: la Filosofía se aprende y se practica, estas estrategias motivan al alumnado y permiten que interactúen con el resto de la clase. Además, cada vez es más habitual que los libros de texto incluyan recursos digitales, como es el caso de nuestro libro de Filosofía de 1º de Bachillerato.
  • Pregunta a la clase qué saben sobre el tema que vas a explicar. De esta manera, podrás saber de qué punto parte cada alumno/a y, al mismo tiempo, ellos verán si pueden relacionar lo que les vas a presentar con conocimientos que han obtenido anteriormente. En relación con este aspecto, puede ser interesante proporcionar a los estudiantes algunos recursos antes de la clase, de manera que puedan echarles un vistazo y saber de qué tratará la lección.
  • Propón actividades grupales. Esta estrategia no solo permite al alumnado intercambiar opiniones, sino que les preparará para su futuro en el mundo laboral. Además, los estudiantes fortalecerán su relación con el docente y con el resto de la clase, cosa que puede ser muy útil tanto para aquellos que están muy integrados en el grupo como para los que tienen ciertas dificultades a la hora de relacionarse.
  • Trata temas que generen interés. Sabemos que hay ciertos asuntos que son difíciles de introducir en clase, precisamente por ello puedes empezar por hablar de una cuestión que, aunque tenga una relación lejana con la temática de la clase, capte la atención del alumnado y, poco a poco, comenzar a tratar la materia que querías comentar desde el primer momento.

Sabemos que implementar este tipo de estrategias no siempre es fácil y además, no se consigue de un día para otro. Por eso es importante que no desesperes y sepas leer el comportamiento del alumnado, de esta manera, podrás ir implementando técnicas más específicas. Además, si consigues incitar a la participación, puede ser muy útil preguntar al alumnado de qué forma mejorarían las clases. Así, estarías fomentando la participación y, a su vez, sería la propia clase la que te ayudaría a desarrollar nuevos recursos para las clases, por lo que todos saldríais ganando.

Además, piensa que conseguir que el alumnado se implique más en las clases puede ayudarlos también en su futuro, ya que comunicarse es muy importante, tanto en la vida profesional como en la personal.  En otras palabras, en su futuro trabajo podrá tener una mejor comunicación con sus compañeros y, a su vez, podrá expresar de una forma más adecuada los problemas o inquietudes que puedan surgir, mientras que en su vida personal, será capaz de comunicarse más abiertamente, tanto en grandes grupos como en otros más reducidos.

Al mismo tiempo, es importante destacar que hay algunas personas que presentan mayor timidez o que, a pesar de que el resto sí que se muestre más proactivo, opte por reservarse sus comentarios. Esto puede ocurrir por desinterés, pero también puede deberse por otros factores, como la timidez o que hayan tenido malas experiencias en el aula en el pasado. En este tipo de caso no suele ser recomendable “forzar” al alumno a que juegue un rol más activo en la clase, sino que puedes intentar descubrir sus fortalezas, juntarlos con personas más extrovertidas o intentar generar un ambiente más tranquilo. Aun así, quizá lo más adecuado es hablar con la persona en cuestión de manera privada, así podrá verte como una persona de confianza y, a la vez, averiguar qué tipo de obstáculos se encuentra a la hora de participar.

En conclusión, como ya se ha mencionado anteriormente, conseguir que los estudiantes presenten una actitud más proactiva puede ser una tarea difícil y, aunque pueda parecer imposible, se puede lograr. Empezar a implementar los consejos presentados puede ser muy útil para comenzar y, a partir de ahí, ir analizando las respuestas obtenidas para poder mejorar la situación en el aula.