Una perspectiva filosófica sobre el modelo de consumo

Las sociedades actuales están diseñadas para que el consumo sea una actividad central en nuestra vida diaria. Esto ocurre, entre otros motivos, porque en nuestro sistema el crecimiento económico se suele medir por el aumento en la producción y el consumo de bienes y servicios.

Además, en las sociedades capitalistas la posesión de bienes se ve como un indicador de estatus social y de éxito, es decir, la adquisición de productos y servicios es una manera de expresar una determinada identidad o la pertenencia a un grupo social. Por otro lado, la publicidad y el marketing, que nos rodean, cumplen una función crucial: crear deseos y necesidades de consumo.

Entre las dinámicas de promoción de la demanda, se han establecido ciertos días durante el año que cada vez gozan de más popularidad, como es el caso del Black Friday, en el que se promueve el consume mediante la oferta de productos con importantes descuentos. Como contrapartida a esta fecha existe también el Día de No Comprar Nada.

¿Qué opina la filosofía sobre el consumo?

Desde una perspectiva filosófica, esto puede ser analizado a través del materialismo y la búsqueda de la felicidad que pueden dar lugar al planteamiento de diferentes reflexiones en las aulas. ¿La acumulación de bienes materiales conduce a una vida plena?, ¿nos puede ayudar a ser más felices?, ¿cómo cambia nuestro día a día el hecho de comprar determinadas cosas?

Las ofertas que se realizan en determinados días plantean cuestiones éticas relacionadas con las prácticas comerciales. ¿Cuál es el coste humano y ambiental de la producción masiva y la presión de ofrecer descuentos? A partir de aquí se puede reflexionar de forma crítica sobre la ética del consumo y sobre cómo las decisiones de compra pueden tener un impacto mayor del que pensamos.

Pero, ¿es culpa nuestra? Aunque pueden surgir diferentes respuestas, una interesante reflexión puede girar en torno a que muchas decisiones que tomamos están condicionadas o inducidas por toda la publicidad que consumimos y los mensajes que recibimos constantemente. El consumismo puede analizarse desde una perspectiva existencialista en la que se plantee si las elecciones de consumo constituyen una expresión de nuestra individualidad o si, en cambio, se trata de repetir patrones establecidos por la sociedad.

El Día de No Comprar Nada

El Día de No Comprar Nada surge como una respuesta al consumismo y, por tanto, puede ser otro tema para plantear en el aula a partir de cuestiones como si rechazar el hecho de comprar durante un día puede suponer un desafío al pensamiento generalizado, que vincula la felicidad con la acumulación de bienes.

Planteando estos temas en el aula se puede originar un debate sobre el consumismo y la adquisición material. ¿Qué significado atribuye el alumnado al acto de comprar? ¿Cómo influye el consumo en sus vidas y, en general, en la sociedad? A través del diálogo es posible explorar diferentes perspectivas y fomentar el pensamiento crítico.

También puede ser una opción plantear proyectos de investigación en los que los estudiantes profundicen en las ideas que hay detrás de ambas celebraciones, tanto del Black Friday como del Día de No Comprar Nada. Investigar sus orígenes, analizar el consumismo en la cultura popular desde una perspectiva filosófica o examinar el impacto psicológico que tiene la publicidad en las decisiones de compra y en la manera de pensar de la sociedad pueden ser puntos de partida interesantes que harán pensar al alumnado de una manera crítica y crearse una opinión propia.

En conclusión, estamos ante una oportunidad para reflexionar y plantear debates sobre la manera de consumir que tenemos actualmente. Además, es una cuestión que da pie a tratar temas como la felicidad y la relación que tiene con el consumo, la ética ambiental que hay tras la producción y el consumo masivo, las desigualdades económicas, el minimalismo, etc.