La autoestima puede definirse como la percepción positiva o negativa que un individuo tiene sobre sí mismo y que conforma su personalidad. Este concepto cobra especial relevancia durante la adolescencia, pues es un periodo que se caracteriza por la formación de la identidad, el desarrollo de la socialización, el descubrimiento de nuevas experiencias, la auto-aceptación y la aceptación hacia su entorno.
Se encuentran en un momento en el que no se consideran ni niños ni adultos, ya que son dependientes en muchos aspectos y, a su vez, son capaces de realizar muchas tareas de forma autónoma. Esto se convierte en un factor que genera tensión en el adolescente, puesto que siente que debe empezar a comportarse como una persona adulta, pero, al mismo tiempo, no tiene las mismas responsabilidades que tienen los adultos. Este proceso también es complejo para el entorno del adolescente, ya que tendrá ciertas dudas sobre cómo tratarlo y dirigirse a él.
También se debe tener en cuenta la importancia que tiene la amistad en esta etapa, pues la referencia de los padres pasa a un segundo plano y sus amistades se convierten en las personas más influyentes de sus vidas. Para ellos, es muy importante la validación externa y el sentimiento de pertenencia a un grupo, por lo que si no disponen de ellas, es muy probable que su nivel de autoestima disminuya de manera considerable.
Además de la importancia de la imagen que tienen los demás sobre el individuo, también es muy relevante la que este tiene sobre uno mismo. Aunque en todas las etapas de nuestra vida busquemos sentirnos bien con nuestra apariencia, es en la adolescencia cuando se le da más importancia a este tema y, si se tiene una autoimagen positiva, la seguridad en uno mismo será mayor, mientras que si es negativa, esta disminuirá.
Un factor que ha aparecido en los últimos años y que está relacionado con la autoestima son las redes sociales. Los jóvenes pasan mucho tiempo consultándolas y, si no obtienen una validación externa (seguidores, comentarios…) o esta es negativa, la percepción que tienen sobre sí mismos puede deteriorarse. No obstante, las redes no tienen por qué ser necesariamente perjudiciales siempre que se conozcan los códigos de cada plataforma y sepan distinguir lo que es real de lo que no lo es.
Pero, ¿qué tiene que ver la autoestima con la docencia y la vida en las aulas? Los adolescentes pasan gran parte de su tiempo en este entorno, por lo que las relaciones que desarrollan en él son importantes para ellos. Además, la metodología empleada en las clases tiene un papel fundamental para promover ejercicios que faciliten el aprendizaje al estudiante y sea consciente de lo importante que es saber identificar y gestionar sus emociones, por lo que crear un clima adecuado puede ser un factor diferenciador en lo que respecta a la autoestima de los estudiantes. El docente, también debe facilitar una buena comunicación en la que todas las partes se impliquen activamente. También se debe destacar que la alta autoestima puede ir ligada a un mayor rendimiento académico y a un mejor desarrollo de la creatividad y la autonomía del estudiante.
Bachillerato se considera una etapa fundamental dentro del proceso de desarrollo de la autoestima, ya que los estudiantes deben tomar decisiones que tendrán trascendencia en su futuro, sobre todo en el campo profesional, cómo los estudios superiores que realizarán, si lo harán en su localidad o no, etc. Para tomar estas decisiones de una forma racional, es importante que dispongan de cierto nivel de autoestima, puesto que si la concepción de uno mismo se encuentra distorsionada, el proceso por el que pasarán no será el más adecuado.
Como podemos deducir, desde las aulas es posible ayudar a los jóvenes a desarrollar la autoestima para que puedan enfrentarse a futuras situaciones de una forma más adecuada. En primer lugar, es interesante saber identificar los niveles de autoestima de los alumnos y alumnas. Para ello, se debe prestar atención al estado de ánimo de los estudiantes, observar cómo se relacionan con los demás, los intereses que tienen (o no tienen)… Una vez se hayan identificado estos factores, algunos modelos de actuación que se pueden seguir son los siguientes:
- Elogia sus cualidades y cree en ellos. Esto podrá conseguir que los alumnos empiecen a darse cuenta de su potencial y de todas las habilidades que poseen.
- Muéstrales que de los errores se aprende. Cuando cometan un fallo, hazles ver que puede transformarse en un aprendizaje, además, todo el mundo comete errores y nadie es inferior por ello.
- Otórgales responsabilidad. Si ven que confías en ellos para confiar en ellos algunas tareas, serán conscientes de que son perfectamente capaces de realizarlas. Es importante que dichas responsabilidades sean asequibles para ellos, ya que si no lo son, se frustrarán.
- No invalides sus sentimientos ni sus decisiones. Es importante entender el contexto que rodea al estudiante para comprenderlo. En lugar de cuestionarlo, intenta apoyarlo.
Ayudar al alumnado a desarrollar su autoestima les aportará numerosos beneficios. Si consiguen una autoestima fuerte durante su juventud, en la vida adulta tendrán las bases necesarias para poder sentirse satisfechos con ellos mismos, serán capaces de desarrollar relaciones más sanas y evitar las que tengan componentes nocivos para ellos, conocerán sus habilidades y serán conscientes de su potencial.
Además, en una asignatura como filosofía en la que se incita a la reflexión, la implementación de estrategias para mejorar la percepción que tiene de ellos mismos puede compaginarse perfectamente con el desarrollo de los contenidos y, al mismo tiempo, puede generar interés entre los estudiantes, sobre todo entre los que tengan la intención de mejorar su autoestima.