Las decisiones que tomamos están influidas por nuestro estado de ánimo, nuestras emociones, nuestros prejuicios y otra serie de factores influidos por los sentimientos. No obstante, también nos movemos por la razón y, por tanto, actuamos de un modo más objetivo y lógico. De esta manera, nuestra acción es el resultado de un proceso previo de reflexión que nos ha llevado a la conclusión de que la conducta adoptada era la mejor posible ante una situación.
En esta entrada, por tanto, aprovecharemos el Día Mundial de la Lógica para tratar sobre ella, es decir, sobre aquella parte de la filosofía que se encarga de analizar los razonamientos para distinguir los que son correctos de los que son incorrectos.
La lógica no debería ser percibida como una disciplina abstracta, sino más bien como una herramienta práctica que puede tener un impacto tangible en el aprendizaje de los estudiantes. En clase de Filosofía, la lógica es esencial para evaluar y construir argumentos sólidos, hecho que se puede demostrar en los siguientes aspectos, entre otros.
Evaluación de argumentos filosóficos
La lógica encuentra su aplicación más clara en la evaluación de argumentos filosóficos. Para ello, podemos comenzar con la identificación de premisas y conclusiones. A partir de textos, los estudiantes pueden destacar las afirmaciones fundamentales, señalando además cuáles son las conclusiones a las que se llega. De esta manera, el alumnado aprenderá a desglosar la estructura argumentativa y desarrollarán habilidades de lectura crítica.
Análisis de textos
Cuando se analiza un texto, es importante no quedarse únicamente con el significado superficial. Para ello, podemos identificar, por un lado, las estructuras argumentativas del mismo observando cómo están desarrolladas las ideas y, por otro, las falacias, ya que no solo trataremos de comprender cómo se han construido los argumentos, sino también intentaremos reconocer errores comunes. Con este objetivo, puede ser interesante introducir las falacias más frecuentes, como la falacia ad hominem o el falso dilema.
Ejercicios de evaluación
Para llevar la teoría a la práctica con ejercicios específicos, podemos proporcionar al estudiantado argumentos para que los evalúen o, en su defecto, pedirles que expongan ellos mismos los argumentos. A partir de los mencionados, evaluar e identificar sus componentes y señalar las falacias que encuentren. Así, también se fomenta la discusión en clase permitiendo que los estudiantes presenten sus análisis y debatan sobre los razonamientos.
Cómo introducir la lógica sin abrumar al alumnado
La lógica puede ser intimidante para los estudiantes. Por ello, podemos introducirla gradualmente y de forma accesible mediante ejemplos simples y reservando tiempo para preguntas y debates. Para que la inclusión sea más accesible, podemos llevarla a cabo con ejemplos de la vida cotidiana, de manera que conectaremos experiencias personales con lo expuesto en clase.
Para ello, podemos introducir elementos de gamificación, lo que fomentará el interés y la participación. Hoy en día podemos encontrar numerosos recursos que permiten crear juegos y actividades interactivas.
Mejora de la creatividad a través de la lógica
Al contrario de lo que puede parecer, la lógica y la creatividad no son conceptos opuestos, sino que coexisten. Uno de los puntos donde convergen es en la resolución de problemas. Al presentar problemas no solo se fomenta el pensamiento crítico sino también la imaginación y la creatividad, ya que se pueden pensar posibles soluciones fuera de las soluciones convencionales.
Desarrollo de competencias más allá de las aulas
La educación filosófica pretende que las competencias desarrolladas trasciendan más allá del aula. Con ese objetivo, podemos integrar discusiones sobre cuestiones éticas contemporáneas para aplicar la lógica, es decir, para analizar argumentos, evaluar perspectivas y ser capaces de tomar decisiones informadas.
Así, conectamos la lógica con la realidad, y los estudiantes estarán más preparados para enfrentarse a dilemas en sus vidas personales y profesionales. Del mismo modo, también podemos enseñar al alumnado a aplicar la lógica en la resolución de problemas más allá del ámbito filosófico.
Dedicar tiempo a trabajar la lógica en el aula puede ser complejo y hay que ser conscientes de que nos toparemos con diferentes niveles de habilidad entre los estudiantes, pero estos trabajarán el pensamiento crítico y la argumentación de una manera práctica y serán conscientes de las numerosas aplicaciones que tiene en la vida cotidiana.