El acoso escolar en las aulas, ¿cómo lo gestionamos?

El primer jueves de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar. La UNESCO pretende que con esta jornada se «pongan de relieve los fuertes vínculos que existen entre la violencia escolar y la salud mental, bajo el tema “No al miedo: acabar con la violencia escolar para mejorar la salud mental y el aprendizaje”».

Un problema global

Como sabemos, la violencia y el acoso escolar son problemas que afectan a estudiantes de todas las edades y en todos los rincones del mundo. Estos comportamientos pueden manifestarse de diversas maneras, desde el acoso verbal y la intimidación hasta la exclusión social y el ciberacoso.

Como docentes, tenemos la oportunidad de abordar estos problemas en el aula y promover un ambiente de respeto, tolerancia y empatía. Además, la filosofía ofrece herramientas valiosas para analizar y comprender la naturaleza de la violencia y el acoso escolar.

Es importante aprender a cuestionar las normas sociales y examinar críticamente las actitudes y creencias que conducen a comportamientos violentos. Además, se puede debatir con los estudiantes para ayudar al alumnado a comprender las consecuencias de sus acciones y a desarrollar un mayor sentido de la responsabilidad. Así, al fomentar el pensamiento crítico, el alumnado tendrá más facilidades para tomar decisiones informadas y éticas.

Además, la filosofía ofrece herramientas para la resolución de conflictos de manera pacífica y constructiva. Si enseñarnos a los estudiantes estrategias de negociación, mediación y comunicación efectiva, esto les permitirá manejar los conflictos de una manera más positiva y evitar que la discusión se complique y llegue, por ejemplo, a la violencia.

Concienciar sobre la diversidad

Vivimos en una sociedad plural, cosa que se ve reflejada en las aulas. Por ello, tratar en el aula temas como el racismo, la homofobia o la diversidad funcional es de vital importancia para que nadie se sienta excluido y evitar comportamientos negativos hacia otras personas.

El ciberacoso: la violencia digital

El ciberacoso hace referencia al acoso, humillación o intimidación a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Se puede manifestar de diferentes maneras, como la difusión de rumores, la creación de perfiles falsos, el acoso a través de mensajes o la divulgación de información privada.

Al igual que el acoso escolar tradicional, el ciberacoso puede tener graves consecuencias sobre la persona que lo padece, como el aislamiento social o la ansiedad. Por otro lado, un aspecto que ha traído consigo el ciberacoso es el anonimato del agresor. En este caso, la identidad del mismo puede ser desconocida, ya que es habitual realizarlo mediante perfiles falsos.

Cómo prevenir el acoso escolar en las aulas

Aunque, en teoría, el alumnado debería ser consciente de los problemas que conlleva el acoso escolar, es importante asegurarse de que nadie en el aula esté siendo víctima del mismo. Para ello, se pueden seguir los siguientes consejos:

  • Fomentar la comunicación. Establecer una relación de confianza con los estudiantes será muy útil para que, en caso de que se produzcan casos de acoso, el alumnado se sienta seguro a la hora de comunicárselo al docente. Animar a los estudiantes a hablar sobre sus preocupaciones y miedos puede ayudar a que compartan sus experiencias y busquen ayuda.
  • Trabajar el pensamiento crítico. Gracias al pensamiento crítico, el alumnado tendrá más herramientas a la hora de discernir la realidad de los falsos rumores. De esta manera, filtrarán la información y se evitará la difusión de algunas informaciones.
  • Promover la autorreflexión. Reflexionar sobre el comportamiento de uno mismo puede servir para detectar si, en algún momento, han ejercido el papel de acosadores. Además, también puede servir para identificar si uno mismo ha sido víctima de acoso y no ha tenido las herramientas para identificarlo como tal.

Identificar, evitar y ser capaces de gestionar el acoso escolar es de vital importancia para garantizar el bienestar del alumnado, tanto dentro de las aulas como fuera de ellas. Se trata de un problema que pone en peligro la salud mental y el aprendizaje de jóvenes de todo el mundo. Es por ello que entre todos debemos intentar que los centros educativos sean un lugar seguro para todos los estudiantes.