Existen una serie de preguntas que cualquier docente ha escuchado en más de una ocasión. Nos referimos a cuestiones como: “¿cuándo era el examen?”, “¿el trabajo es para mañana?”, “¿hemos estudiado este tema?”. Aunque no existe un culpable que ocasione la repetición de estas consultas, es posible conseguir que se reduzcan si intentamos mejorar la comunicación empleada, tanto la del profesor o profesora como la del alumnado.
La comunicación es la base de las relaciones que establecemos con los demás y se trata de una acción indispensable en nuestro día a día. Esta no solo incluye lo que decimos, sino también los gestos, la postura corporal, la mirada, etc. La comunicación está presente en todos los ámbitos de nuestra vida y el sistema educativo no es una excepción, ya que la relación que existe entre sus integrantes condiciona todo lo que ocurre dentro del mismo.
Para poder enseñar a los estudiantes a comunicarse adecuadamente y a comprender su importancia, es esencial que el docente sea capaz de hacerlo también. Muchas veces, esto no es una tarea sencilla, puesto que entre profesor y alumno existen diferencias de varios tipos, como la edad, la situación personal, el motivo por el que están en clase, etc. Para poder derribar esas barreras, se requiere un esfuerzo de todas las partes implicadas y un compromiso para intentar mejorar la situación. A continuación, exponemos algunos problemas frecuentes:
- Oímos, pero no escuchamos. Se debe tener en cuenta que, en la comunicación en el aula, la persona que habla no actúa únicamente como emisor, sino que tiene que poner en práctica la escucha activa. Para comunicar bien es fundamental saber escuchar activamente, ya que, si solo esperamos a que nuestro interlocutor finalice su mensaje para expresar el nuestro, estaremos manteniendo una conversación improductiva.
- No tener empatía ni asertividad cuando transmitimos un mensaje. Siempre hay que considerar que la persona que recibe lo que decimos merecen ser tratados de una forma correcta, por lo que debemos intentar expresarnos de manera directa y concisa, pero sin tener una actitud agresiva.
- No damos importancia al lenguaje no verbal. Para poder transmitir un mensaje oralmente, es esencial acompañarlo de una comunicación no verbal acorde con lo que estamos diciendo. Aunque no nos demos cuenta, es habitual comunicar información contradictoria, cosa que provoca confusión en el receptor de nuestro mensaje.
Para poner solución a este tipo de cuestiones, podemos poner en práctica las siguientes estrategias:
- Saber encontrar el lugar, el momento y el medio adecuado para transmitir un mensaje. No es lo mismo transmitir una información en clase que durante el recreo, mencionar un dato importante con tiempo de antelación o en el último momento, ni comunicarse cara a cara o mediante el correo electrónico. Por ello, es importante conocer las ventajas y desventajas de todas las opciones que tenemos a nuestra disposición.
- Mostrarnos accesibles, humildes y sinceros. Nuestro interlocutor debe sentir que podemos atender sus preguntas, que lo haremos de la mejor manera posible y siendo conscientes de que es normal que surjan dudas y cuestiones sobre nuestro mensaje.
- Estar abiertos a feedback y no escuchar solamente para poder contestar. Es importante ser conscientes de que el resto de personas tienen sus ideas, opiniones y percepciones, por lo que tenemos que estar abiertos a escuchar todo lo que puedan aportar los demás, ya que puede resultar beneficioso tanto para ellos como para nosotros.
- Intentar ir al grano. Si cuando explicamos algo acabamos divagando y tratando cuestiones que no tienen que ver con el tema original, es más probable que los receptores acaben desconectando y perdiendo el hilo. Asimismo, el impacto del mensaje será menor si no nos centramos en lo más importante.
Como vemos, se deben tener en cuenta muchos aspectos para poder comunicarse adecuadamente. No obstante, si se trabajan de manera constante, se podrán apreciar mejoras poco a poco hasta conseguir una comunicación fluida y eficaz. Además, establecer una mejor comunicación en el aula no tiene como único objetivo mejorar la comunicación entre docente y alumnado, sino que también mejorará la comunicación entre estudiantes y, sobre todo, la de los alumnos con otras personas, lo que será de gran ayuda tanto para su presente como para su futuro, ya que será capaz de comunicarse adecuadamente en todo tipo de ámbitos y situaciones.